Mucho se habla de estos conceptos últimamente.
Términos completamente novedosos que cuando uno los oye, no puede evitar pensar en procesos industrializados.
Y procede la pregunta de rigor: ¿qué tiene que ver la estandarización y la sistematización con el Derecho y la tramitación de procedimientos judiciales? Pues mucho, como ahora veremos. Porque sistematizar y estandarizar no son más que términos foráneos al sector, pero que han sido puestos en práctica desde los albores de nuestra profesión.
Los juristas, siempre tendemos a especializarnos en ciertos ámbitos del Derecho, como manera natural de buscar y mejorar eficiencias en el ejercicio de la profesión.
Si tenemos ya dominada una materia (aplicaciones legislativas, doctrinales y jurisprudenciales), preparados ya documentos y escritos a modo de plantillas que nos sirvan de modelo, y conocemos a la perfección como tramitar el asunto, el tiempo, los esfuerzos y los recursos invertido en su gestión, se verán considerablemente minorados, ya que atenderemos cada nuevo procedimiento conforme a una práctica ya validada, que se constituye como metodología para su tramitación, salvando las pequeñas variantes que puedan concurrir en cada uno. Lo que en el sector legal tradicionalmente se ha llamado praxis propia de cada especialización en una materia concreta, en otros ámbitos es la estandarización.
La aplicación de este sistema, posibilita obtener una mayor rentabilidad en cada caso tramitado, disminuyendo considerablemente los tiempos y los recursos necesarios para ser atendido. Podremos hacerlo en menos tiempo, o incluso abarcar más trabajo, y en el tiempo que dediqué a tramitar el primer pleito, ahora puedo tramitar más de uno de similares características.
Si toda esta praxis es establecida como pauta que sirva a modo de manual que guíe el proceso que requiera atender cada una de los trámites, que nos posibilite atenderlos de forma completamente mecanizada (dicho como actividad que se realizar sin reflexionar), habremos sistematizado la manera de atender la tarea.
Estas propiedades serán esenciales para proceder conceder un tratamiento industrializado a la gestión de los asuntos, así como para automatizar las partidas de trabajo que así lo permitan, abriéndose un nuevo campo en cuanto a mejoras de eficiencias en la prestación de servicios jurídicos.
Rocio Ramirez Torres Directora de Procesos Legales en EMC Soluciones Legaltech